Rebajan a 16 años y medio la petición al acusado de agresión sexual a su hijastra, que lo admite
El hombre también reconoce que grabó las relaciones y exhibió pornografía a la menor, que lo confundió con "el amor de un padre"

SANTANDER, 10 (EUROPA PRESS)
El fiscal ha rebajado de 22 años a 16 y medio la pena de cárcel solicitada para un hombre por agredir sexualmente a la hija de su pareja, así como por grabarla manteniendo relaciones y exhibirle películas pornográficas, hechos que ha admitido el acusado este miércoles en el juicio contra él, en el que ha pedido perdón por lo sucedido.
El representante del ministerio público ha modificado sus conclusiones en la vista oral, celebrada en la Audiencia Provincial de Cantabria, al considerar que solo el delito de agresión sexual cometido durante meses fue continuado, no los de elaboración de pornografía infantil y exhibicionismo. La acusación particular y defensa se han adherido al nuevo escrito, que mantiene los 20.000 euros de indemnización por el daño moral a la menor, que tenía entonces diez años.
En el plenario, desarrollado en la Sección Primera y que ha quedado visto para sentencia, se ha practicado el interrogatorio al procesado, que ha reconocido todos los hechos y además de pedir disculpas ha admitido la "gravedad" de los mismos, y se ha reproducido también la grabación de la declaración de la víctima como prueba preconstituida, vídeo en el que la niña -que ahora tiene doce años- relata durante hora y media los actos sexuales a los que fue sometida durante meses y que ella, explica, no entendía y confundió "con el amor de un padre".
Y es que el enjuiciado "ejercía un rol casi paterno" sobre su hijastra, según la Fiscalía, que ha elevado a definitivas las inhabilitaciones reclamadas para él -de 18 años para ejercer la patria potestad y de 40 para trabajar con menores- así como los 29 años de prohibición de acercarse y comunicar con la menor y 10 años de libertad vigilada tras salir de prisión, donde se encuentra de forma provisional.
La menor no contó nada por "miedo" y los hechos fueron denunciados por su madre cuando tuvo conocimiento de los mismos. Y al acusado le intervinieron su teléfono móvil, donde se encontraban almacenados videos de la niña que él había grabado.
RELACIÓN DE PADRE E HIJA
En el juicio, el hombre ha corroborado que su relación con la víctima era como de padre e hija y, a preguntas del fiscal, ha reconocido las relaciones sexuales a las que sometió a la pequeña durante meses, desde que llegaron a España procedentes de Perú en febrero de 2024 y hasta octubre de ese año.
Casado con la madre de la niña, ha indicado que las mismas -que iban desde tocamientos hasta penetraciones, vaginales y anales, y sexo oral- se producían generalmente en el dormitorio de la pequeña cuando la acostaba por la noche, ya que en muchos momentos se encargaba de su cuidado.
Así, tenían lugar varias veces a la semana, y previamente tenía que explicar los actos a la pequeña para que los entendiera, así como exhibirle vídeos. Además, ha reconocido que grabó algunas de las prácticas con su teléfono móvil, así como también que pedía a la niña que se hiciera fotos desnuda, que se masturba ante ella y que la obligaba a hacerle felaciones.
Tras admitir todo lo anterior, el hombre ha pedido disculpas a la víctima y a sus allegado y ha dicho sentir "vergüenza" por lo que ha hecho. Y en base a ese reconocimiento de los hechos, las partes han renunciado a la práctica de testificales y periciales, y estas últimas se han considerado prueba documental.
Sí se ha reproducido ante la Sala la declaración grabada de la niña horas después de que su madre denunciara los hechos ante la Policía y de que el acusado fuera detenido.
"SENTÍA QUE SI DECÍA ALGO IBA A PASAR ALGO MALO"
En ese vídeo, la pequeña relata que estos hechos comenzaron cuando vivían en Perú y su madre iba a casarse con el acusado. Empezó tocándole las piernas por la parte de arriba, ante lo que ella se sentía "rara" -"a mí no me gustaba", expresa al respecto-, por lo que apartaba su mano, aunque él volvía a colocarla sobre ella.
"Yo sentía que si le decía algo a mi madre, a mi familia le iba a pasar algo malo", manifiesta la víctima para justificar tanto que "obedecía" al hombre como su silencio, que mantuvo cuando continuaron esas y otras prácticas, una vez vinieron a España, primero a País Vasco y después a Cantabria.
Indica así que a esos tocamientos siguieron otros sobre sus partes íntimas, así como besos y "picos" y las peticiones de que se sacara fotos desnuda -con el teléfono móvil de él o el de ella y que se las enviara en este caso por WhatsApp-. "Me decía: 'enséñame tu cuerpo'. Me lo suplicaba por favor", rememora al respecto.
Estos actos prosiguieron después con la exhibición de películas y material pornográfico -"vídeos de mayores", "de chicos con chicas y padratros con hijastras", en palabras de ella- y los actos sexuales a los que la sometió, algunos de los cuales fueron incluso grabados por él. "Yo no entendía lo que pasaba", expresa.
La menor señala en su declaración que todo esto sucedía en el domicilio, casi siempre en su dormitorio, mientras su madre estaba en la vivienda, con el teléfono o durmiendo, de modo que "no escuchaba nada". Y apunta que incluso algunos tocamientos tuvieron lugar en la habitación de la pareja, cuando la menor dormía con ellos.
Al hilo, indica en la grabación que el hombre ponía una "cortina negra" para que su esposa no se diera cuenta "de nada" de lo que él hacía con su hija, y que tenía lugar "dos o tres" veces a la semana.
Y aunque manifiesta que su padrastro no la amenazaba, sí le advertía de que si contaba algo de lo que ocurría entre ambos entonces él podría ir a la cárcel, y ella "no quería, porque le quería como a un padre", justifica.
Por último, la víctima explica que los hechos se descubrieron un día que el acusado llegó borracho a casa y discutió con la mujer, que pensaba que la estaba engañando, por lo que decidió mirarle el móvil y encontró entonces los vídeos con su hija y puso la denuncia. "Yo estaba un poco triste, porque me daba cuenta de que iba a entrar en la cárcel", manifiesta la víctima.
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